El 14 de febrero de 1857, el emperador haitiano Faustin Soulouque se comprometió con el presidente dominicano Buenaventura Báez, a respetar el cese de las hostilidades de Haití contra la República Dominicana, dejando claro que este compromiso tendría vigencia siempre y cuando no se produjera desembarco de tropas de alguna potencia extranjera en territorio dominicano.
Desde el inicio de su reinado en 1849, Soulouque había mostrado una actitud agresiva, realizando varias invasiones contra nuestra nación, que habían sido rechazadas exitosamente por las tropas dominicanas, imponiéndose al ejército haitiano en las batallas de El número y Las Carreras, en 1849; Santomé y Cambronal, en 1855 y Sabana Larga, en 1856.
Sin embargo, aunque no se produjeron nuevas incursiones del ejército haitiano en territorio dominicano, se mantenía una tensa calma entre ambas naciones, que se tornaron armoniosas a partir de que el presidente Guillaume Fabre Nicolas Geffrard, asumiera el poder en 1859, luego de un movimiento que derrocó a Fauistin Soulouque.
Geffrard allanó el camino para la paz entre Haití y República Dominicana y a raíz de la anexión a España en 1861, su gobierno brindó su apoyo solidario al movimiento restaurador, entregándole armas, hombres y pertrechos militares, acción por la que fue amenazado por España con bombardear la capital haitiana y cobrarle una indemnización por su apoyo a la causa restauradora, acción que le valió que se le reconociera, bautizando con el nombre de Fabré Geffrard, al antiguo callejón que en la actualidad se conoce como avenida Abraham Lincoln, en la ciudad de Santo Domingo.